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domingo, 23 de febrero de 2020

Mis Crónicas de Madrid. Parte II

"Mi Encuentro con una Gitana"

Un jueves en la mañana, acudí al Mercado de las Maravillas -para un venezolano realmente lo es- me acababa de sacar la sangre y la bioanalista me indicó que debía desayunar bien; por supuesto, en mi mente de gordo pensé que unas empanadas y unos tequeñitos eran el mejor reconstituyente y claro pasó lo que tenía que pasar, después de 2 empanadas de pollo, 3 tequeños, 1 café con leche grande (con Splenda obvio), salsa tátara, guacamole, picante y 3 vasos de agua: Me dió fatiga y ganas de morir.



Salí mareado con el remordimiento propio de los obesos y me senté en una banca que está frente a una iglesia a 1 cuadra del mercado, no pasaron 2 minutos cuando me abordó una mujer treintona con mucho rimel y delineador en los ojos, tez morena clara y un hablar cantaito (como decimos en Maracaibo) que no entendía muy bien y me dijo:
Gitana: Ten esta ramita de romero guapo, pa'que os sintaís mejor, mirá que soy gitana y vidente y yo se lo os pasa.
Yo: Mi linda no tengo cobres.
Gitana: Pero es que os he pedío na, toma y me pagaís con tu alegría.
Yo: Hay mija ando mamando creo que tengo 1 euro.
Gitana: Que no ha pasao nada, dámelo que eso me sirve y me pagaís con tu alegría, a ver dame la mano.

Yo como buen venezolano desconfío hasta de mi sombra, pero esa mañana la gitana me agarró con la guardia abajo y como un regüevón le extendí la mano.

Gitana: "Por ti, por tu casa, por lo que espera, vuela satanás, yo digo lo que veo...". La verdad es que la mujer dijo cualquier cantidad de guevonadas mientras me pasaba la ramita de romero por la mano, lo cierto es que yo solo escuchaba en mi mente la canción de la Billo's Caracas Boys "...y verá como regresa manso como un corderito...".


Después del ritual de 2 minutos me pidió que apretara la ramita de romero con la mano, la guardara en mi cartera por 3 días y luego debía quemarla con una vela blanca y enseguida me leyó la mano, la caraja hablaba rapidísimo y con un cantaíto que no entendí, le dí las gracias y terminó diciéndome:

Gitana: Ahora me pagaís con vuestra alegría.
Yo: Gracias mi linda.
Gitana: Si, pero pagadme con vuestra alegría.
Yo: Te juro que estoy más contento quel' coño mija, pero soltame la manguita que me estiraís el sueter.
Gitana: Es que no ne habeís entendío, son 10 euros.
Yo: A la vergaaaaaa, mija yo ando mamando y loco.
Gitana: Que yo soy vidente y los tenéis en la billetera.
Yo: Verga vidente no véis también la tarjeta del BOD y la del Mercantil, no cargo ni medio.
Gitana: Vamos entonces al cajero y me pagaís.
Yo: Ar coño un secuestro express, no mija que cajero e' la verga mamita.
Gitana: Entonces en tu casa debeís tener la alegría, no quereís estar atada conmigo.
Yo: Pa' mi casa???, será pal' hotel loca er coño yo no vivo aquí, yo soy turista.
Gitana: Es que no quereís una mardicion.
Yo: Mardición es que se te vaya la luz, el agua, la señal del celular y el internet al mismo tiempo y de esa verga y andar sin cobres si se yo.
Gitana: %$#@&*€÷♧¥♤₩☆□•°》

La verdad es que en ese momento tuve una epifanía y comprendí que los gitanos eran los maracuchos de España, me dijo más de 1.000 groserías en menos de 1 minuto, la mayoría no las entendí, pero le agradezco las 2 nuevas que si entendí y que ahora enriquecen mi vocabulario: "A tomar por culo" y "XXXXXXXXXXX" (Impublicable).

Gracias mi bella gitana (casi paisana) y como dice la cancion de Willy Chirinos: "Y si en la calle Serra te la encuentras dile que le dedico este son...".

domingo, 16 de febrero de 2020

Crónicas de Madrid, Parte I "La Historia de Gregorio y Grete Samsa"

El Metro de Madrid es algo espectacular, limpio, ordenado, llega a todas partes, existe mucho urbanismo y la mayoría de la gente observa un grado bastante alto de civilidad.


Las personas se apartan de las puertas para dejar bajar a quienes vienen en los vagones (viene a mi mente la Estación Plaza Sucre en Caracas cada vez que el tren se retrasa), la gente no empuja tanto como me imaginaba y hasta tienen Bibliometro, si, así como leen, una biblioteca para los usuarios del Metro.

No es perfecto, a veces hay carteristas; de vez en cuando huele a mierda; se monta gente que pide dinero; otras veces hay una escaramuza verbal, pero casi nunca pasa a más, no son frecuentes las coñazas en el metro.

Mi hijo me advirtió el primer día que fuimos en Metro que debía subir las escaleras mecánicas y andar en las caminadoras por el lado derecho, pues del lado izquierdo transitaba la gente que estaba apurada y que si entorpecía el paso existía una norma social -no escrita- que autorizaba al (la) apurado (a) a apartarme de un empujón. Es precisamente este úlimo punto el que me llama poderosamente la atención.


Existen en el mundo subterráneo del Metro lo que he llamado los "runners" los hay de la tercera edad, adolescentes, embarazadas, infantes, negros, rojos, blancos, catires, cojos, altos, gordos y toda una variedad de seres que cuando cruzan la "Boca de Metro" -como le llaman aqui en Madrid- se transforman por completo, existe una metamorfosis instantánea, cualquier viejecilla con paraguas o bastón emprende la carrera apenas entra al Metro, todos los runners ponen cara de angustia y con los ojos saltones corren escaleras abajo o arriba, empujan a todo aquel que se atreva a circular por la izquierda o a interponerse entre su camino y el andén, gritan, jadean, dicen groserías, tumban bolsas y nunca miran atrás. Lo mejor de todo esto es que 3 minutos después cuando llego al andén los veo allí tranquilitos, calmados esperando el vagón del metro, sin esquizofrenia, sin vaivenes nerviosos, sin nada, sin más, como si estuvieran allí hace una hora, se montan tranquilos al vagón, pero cuando se abren las puertas comienza nuevamente la metamorfosis, estalla una conmoción similar a la que se produce al encender la luz en una cocina llena de cucarachas; esta vez no los vuelvo a ver, se pierden por la calle, al llegar a la acera se transmutan nuevamente dejando atrás la narrativa kafkiana.

domingo, 25 de noviembre de 2018

LA MACARRONADA Y EL ESTILO DE VIDA AMERICANO

Fotografía cortesía @kikebarboza

El 31 de julio de 1914, a los pies del cerro “La Estrella” en la hacienda “El Zumaque” en lo que actualmente es la ciudad de Mene Grande, Municipio Baralt del Estado Zulia, fue completada la perforación del primer pozo petrolero en Venezuela a 135 mts de profundidad. “Entre los equipos de perforación se utilizaron una cabria de madera construida en el sitio y un taladros de percusión; por ello se presentaron graves problemas para dominar la presión del yacimiento, lo que ocasionó el reventón del pozo…”. (WIKIPEDIA. Zumaque I https://es.wikipedia.org/wiki/Zumaque_I Acceso libre al día de la consulta el 20-11-2018).

Este pozo fue denominado como “Zumaque I” y con él se dio inicio formal a la explotación petrolera en Venezuela y al nacimiento de la industria petrolera.

Para 1950 habían un poco más de 2.200 trabajadores estadounidenses trabajando en la industria petrolera venezolana, las transnacionales creaban para ellos una especie de Guetos (Campos Residenciales de Acceso Restringido) con escuelas estilo estadounidenses, hospitales especiales, iglesias, plantas eléctricas, campos de golf con casa club, casas de abasto o “Comisariatos” (Mercados)  con productos importados (alimentos, ropas y bebidas básicamente) entre otras modernidades no existentes en las zonas rurales de la Venezuela de ese entonces; la finalidad era “…que la comunidad estadounidense pudiera llevar una vida similar a la que había dejado en su país…”. (Malavé, José. Una ilusión de modernidad. Los negocios de Estados Unidos en Venezuela durante la primera mitad del siglo veinte, Caracas, 2013, p. 53)

La Ley de Hidrocarburos dictada por Isaias Medina Angarita en 1943 en el marco de la “reforma petrolera” propuesta por su gobierno como parte de su plan de reinversión en el país, incluyó la obligatoriedad de permitir el acceso a la nómina de trabajadores petroleros venezolanos a las casas de abasto o “Comisariatos” creando para tal fin unas tarjetas de distribución donde se incluían los productos y las cantidades que los trabajadores petroleros podían comprar mensualmente en dichos establecimientos.

Dentro de los productos que podían ser adquiridos en los Comisariatos estaban al menos cinco (5) litros mensuales del denominado “Aceite de Comer” (de ajonjolí o de maní), dos (2) kilos de manteca, papa por sacos, jamón endiablado (Diablito Underwood), carne de almuerzo (Spam), mortadela, chuleta ahumada, salchichas, chorizo, chorifritos, arroz, pastas variadas (entre ellas el “Rigatoni” con el que se prepara la macarronada zuliana) y otros productos que se adecuaron rápidamente al paladar zuliano y dieron origen a un sinfín de recetas que hoy forman parte de nuestra gastronomía.

La Macarronada es uno de esos platos que nació de la necesidad del  ama de casa (principalmente de la zona de Lagunillas) de dar uso al “Rigatoni” que por ser grande y tubular no podía consumirse como el resto de las pastas y dentro de esa infinita inventiva y creatividad culinaria la mujer zuliana decidió crear una especie de “Lasaña” con la pasta Rigatoni precocida y extendida, creando capas con un guiso de verduras, jamón endiablado (Diablito Underwood), trozos de huevo y papa cocida, mortadela y queso rallado; es decir, la macarronada es elabroada con los productos que provenían del comisariato.

 De forma tal, que la macarronada surge de un proceso de transculturización gastronómica de los elementos que había dispuesto en la mesa zuliana la industria petrolera y poco a poco se convirtió en uno de los platos principales de la cocina zuliana.

Existen variaciones con pollo mechado, carne molida e incluso cerdo molido. Su relevancia es tal que algunas familias la sirven en festejos importantes (bodas, 15 años, entre otras); suele ser el plato principal en muchas mesas navideñas zulianas variando la receta al agregarle aceitunas, alcaparras y pasitas durante las festividades.

Para poder entender el proceso de creación de la macarronada dentro de la cocina zuliana, es necesario precisar el alcance de lo que fue llamado el estilo de vida "americano", como denominación de un modo de vida y de la influencia ejercida por la comunidad estadounidense en Venezuela, fenómeno que arrancó en nuestro país en los años cincuenta, pero que afectó de manera diferente al ama de casa zuliana y al ama de casa caraqueña. (Cfr. Ibidem. p. 63)

El ama de casa zuliana transformó los elementos del Comisariato que tenía a su alcance y creó la macarronada y otros platos; tal vez por tener una visión más rural y menos cosmopolita del consumo; en cambio, la dinámica del comercio local caraqueño fue alterada por las modernas cadenas estadounidenses como Sears y los supermercados Cada; no tanto porque ofrecieran menores precios, sino por el atractivo que ejercía su variedad de productos importados. Estos negocios estaban dirigidos inicialmente a la creciente comunidad estadounidense que tenía las preferencias y los ingresos para adquirirlos, pero las amas de casa caraqueñas de clase media y alta de Caracas luego de 1950 comenzaron a visitar estos modernos supermercados y en lugar de enviar a sus sirvientes a hacer las compras en los mercados públicos, ellas mismas descubrieron una gama de productos que fueron cambiando sus preferencias de consumo: Cóctel de frutas Libby, queso para untar Kraft, consomé de pollo Swanson, guisantes Kounty Kist, mezcla para pasteles Pillsbury, crema Reddi-Whip, papas congeladas, lechuga "americana", céleri, manzanas, peras, uvas; ni hablar de los pavos, la salsa de arándanos Ocean Spray, hongos Broiled'n Butter, picadillo Bordon y relleno para el pastel de calabaza Libby, indispensables en la celebración del Día de Acción de Gracias. (Cfr. Ibidem. p. 62)

Por su parte, el ama de casa zuliana que adquiría productos del comisariato usualmente vivía en zonas rurales o en pequeños poblados de la región de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo. Si bien en Maracaibo también habían tiendas Sears y supermercados Cada no era el ama de casa marabina quien aprovechaba principalmente los productos del Comisariato, a pesar de la gran cantidad de marabinos que trabajaba en la industria petrolera, pues la mayor parte del personal de la industria petrolera (principalmente obrero) vivía en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo.

En mi opinión, el ama de casa zuliana tuvo el ingenio de reinventarse en su cocina aprovechando al máximo y eficientemente los productos del comisariato al utilizar el rigatoni como láminas de lasaña, el diablito underwood como proteína y el relleno con el resto de los productos de la cartilla de compra (papas, huevos, leche, mortadela, queso semiduro y de año) lo que estaba haciendo era maximizar el uso de los recursos, creando recetas. Así por ejemplo, el ama de casa zuliana no podía darse el lujo de utilizar varios plátanos, varios huevos, queso, aceite de comer, entre otros ingredientes para crear o elaborar una Torta de Plátano, era costosa, inviable económicamente, pero no lo era si todos estos productos provenían del comisariato. La estructura matrialcal venezolana que albergaba en su mesa a sus hijos, nietos, cuñados, tíos, yernos y cuanto familiar dependía de su ayuda, no podía darse el lujo de desaprovechar ningún producto a su alcance.

El impacto de la industria petrolera y el Comisariato en la cocina zuliana definitivamente transformó la gastronomía moderna en el Zulia, dando paso a un nuevo esquema de consumo, enriqueciendo la cultura gastronómica, creando y transformando nuevos platos como la Macarronada.



martes, 31 de julio de 2018

LA CULTURA DE LO FRITO


El nacimiento de la industria petrolera en Venezuela ha estado llena de particularidades que han transformado profundamente al estado Zulia y al resto del país, desde Juan Vicente Gómez los distintos gobiernos legislaron sobre la materia. Así en 1943 Isaias Medina Angarita dictó una la Ley de Hidrocarburos en el marco de la “Reforma Petrolera” propuesta por su gobierno que dentro de su plan de reinversión en el país obligaba a las empresas petroleras a repartir parte de sus ganancias en obras y beneficios laborales a los trabajadores petroleros venezolanos.
Para poder entender mejor el tema propuesto, es necesario indicar que para el año 1950 vivían en Venezuela un poco más de 2.200 estadounidenses que trabajaban en la industria petrolera nacional; las transnacionales creaban para ellos una especie de Guetos (Campos Residenciales de Acceso Restringido) con escuelas estilo estadounidenses, hospitales especiales, iglesias, plantas eléctricas, campos de golf con casa club, e incluso Casas de Abasto o Comisariatos (Mercados) con productos importados (Alimentos, ropas y bebidas básicamente) entre otras modernidades no existentes en las zonas rurales de la Venezuela de ese entonces; la finalidad era “…que la comunidad estadounidense pudiera llevar una vida similar a la que había dejado en su país…”. (Malavé, José. Una ilusión de modernidad. Los negocios de Estados Unidos en Venezuela durante la primera mitad del siglo veinte, Caracas, 2013, p. 53)
Retomando el punto de la legislación nacional, es así el gobierno de Isaías Medina Angarita obligó a las empresas extranjeras a permitir la participación en las Casas de Abasto o Comisariatos a la nómina petrolera de trabajadores venezolanos, para ello se crearon una tarjetas de distribución donde se incluían los productos y las cantidades que los trabajadores petroleros podían comprar en los Comisariatos mensualmente.

Dentro de los productos que se podían adquirir en los Comisariatos estaban al menos cinco (5) litros mensuales del denominado “Aceite de Comer” (de ajonjolí o de maní), dos (2) kilos de manteca, papa por sacos, jamón endiablado (Diablito Underwood), carne de almuerzo (Spam), mortadela, chuleta ahumada, salchichas, chorizo, chorifritos, arroz, pastas variadas (entre ellas el Rigatoni con el que se prepara la macarronada zuliana) y otros productos que se adecuaron rápidamente al paladar zuliano y dieron origen a un sinfín de recetas de nuestra gastronomía.

Así por ejemplo, la Macarronada nace de la necesidad del  ama de casa (principalmente de la zona de Lagunillas Y Mene Grande) de dar uso al Rigatoni que por ser tubular no podía consumirse como el resto de las pastas y dentro de esa infinita inventiva y creatividad culinaria del ama de casa zuliana decidió crear una especie de “Lasaña Zuliana” pero con la pasta Rigatoni precocida y extendida, creando capas con un guiso de verduras y jamón endiablado (Diablito Underwood), trozos de huevo y papa cocida, pedazos de mortadela y queso rallado; es decir, la macarronada se crea con los productos que provenían del comisariato. Puedes revisar mi receta de la Macarronada en http://cocinazuliana.blogspot.com/2011/06/macarronada-zuliana.html
En cuanto a las preferencias gastronómicas de los extranjeros, los zulianos pronto observaron que los “Gringos” no eran amantes de la comida local y tenían peculiares preferencias gastronómicas; así en vez de parrillas con carne al mejor estilo llanero, ellos preferían asar al carbón carnes de hamburguesa y salchichas, pero principalmente les encantaban las “Papas Fritas” y los “Refrescos”. Los “Gringos” podían desayunar con una Coca Cola.
La transculturización gastronómica con los estadounidenses hizo que se comenzaran a freír los alimentos cada vez con más frecuencia en los hogares zulianos, debido a los excedentes de “Aceite de Comer” en las mesas de los trabajadores petroleros y de su familia. Es necesario aclarar que antes de la apertura del Comisariato a los trabajadores petroleros el zuliano no freía sus alimentos, pues nuestra cultura gastronómica no incluía productos fritos, exceptos en algunos casos particulares donde ciertos platos -como los buñuelos de yuca- se freían en manteca vegetal o de cochino.
Es así que a partir de 1943 la cocina zuliana comienza su “Fritanga” y adopta la costumbre de freír sus alimentos a toda hora, en los desayunos, almuerzos, meriendas y cenas. El zuliano no dio vuelta atrás con la fritura, modificando sus hábitos alimenticios y consumiendo los alimentos en versiones fritas.
Cuando en 1961 llega a la despensa venezolana la harina de maíz precocida, en el Zulia no había, ni proliferaron NUNCA (hasta la actualidad) las areperas tradicionales que existen en el resto del país. Ya la arepa había sufrido una importante transformación para nosotros desde hacía más de una década; todas sus versiones eran de maíz pilado y fritas, casi nunca asadas. La Tumbarrancho, la Cabimera, la Tostada con Pernil, la Agüita e´ Sapo, y el resto de las variaciones de las arepas en el Zulia son fritas, excepto las arepas de la región del Sur del Lago de Maracaibo que son asadas y rellenas con carne a la brasa; la arepa de la Costa Nororiental del Lago de Maracaibo que es una arepa de maíz pelado con cal y asada originaria del Estado Falcón, tal vez por ser esta la zona limítrofe con ese estado; la arepa de coco de la Cañada de Urdaneta que es de origen criollo y africano.

Igualmente, de Colombia tomamos el tostón de la costa y lo transformamos en nuestro “Patacón” (frito por supuesto); en fin, casi todo es frito, los tequeños, empanadas, mandocas, yoyos y un sinnúmero de alimentos en el Zulia son de gran aceptación y venta (probablemente los productos fritos sean los más consumidos en el desayuno), de forma tal que esta costumbre culinaria de freír los alimentos se convirtió en una de las características más resaltantes de la gastronomía zuliana de las últimas décadas.




viernes, 17 de febrero de 2017

AREPA AGÜITA E`BAGRE

Arepa Agüita e´Bagre:

En mi afán por representar de la manera más fidedigna los sabores del Lago de Maracaibo, he creado una arepa que denominé "Agüita e´Bagre", que se prepara de la siguiente manera:

Para el Agüita:
1 filet de bagre blanco.
1 ramito de cilantro.
1 ramito de cebollín.
3 ajíes dulces.
1 ají picante.
1/4 taza de agua fría.
3 limones.
1 cucharada de vinagre blanco.
1 sal y pimienta al gusto.

Para el Relleno:
1/2 kg de huevas de lisa o corvina.
1/4 de queso pasteurizado.
sal y pimienta al gusto.
1/2 taza de harina de trigo.

Preparación:
El Agüita: En un bowl de vidrio cortamos en trozos el filet de bagre y le agregamos el cilantro, el cebollín y los ajíes todo cortado finamente, luego agregamos el agua fría, el zumo de los limones, el vinagre, la sal y la pimienta. Revolvemos legeramente y dejamos reposar en la nevera por 10 minutos.

El Relleno: Una vez que estén bien escurridas, salpimentamos las huevas y las colocamos en una bolsa plástica con la harina y cubrimos completamente las huevas con la harina. Sacudimos el exceso de harina y freímos las huevas en abundante aceite hasta que estén doradas y crocantes y aplicamos el mismo procedimiento con el queso, el cual cortamos previamente en cuadritos.

La Arepa: Cuando tengamos listo todos los elementos de la preparación, freímos una arepa de maíz, la cortamos en dos tapas  y una de ellas la colocamos en el fondo de un plato hondo, colocamos las huevas y encima el agüita e bagre, un poco de salsa verde (ver receta en el blog), el queso frito y coronamos con la otra tapa de la arepa. Los invito a visitarme en las redes sociales Twitter e Instagram como @cocinazuliana

domingo, 16 de noviembre de 2014

Bollitos de Maduro



 Para el Relleno:


Para el relleno vamos a utilizar la receta básica del mojito, en la población de La Cañada de Urdaneta los bollitos de maduro, usualmente se rellenan con bagre blanco, aunque es frecuente encontrarlos rellenos con chucho (tiburón pequeño) o raya, pero podemos utilizar cualquier otro pescado de abundante pulpa blanca y firme, incluso en otras partes del Zulia se les rellena con carne molida guisada, pollo e incluso carne mechada.

500 Grs. de bagre blanco (rayado).
1 Cebolla blanca.
4 Ajíes dulces.
1 Tomate maduro.
1 Diente de ajo machacado.
1 Cucharadita de onoto en granos.
3 Cucharadas de aceite vegetal.

1 Cucharada de encurtidos en mostaza.
1 Cucharadita de jugo de limón.
Sal y pimienta blanca al gusto.

Previamente a la preparación, colocamos el bagre al vapor por 15 minutos y cuando se enfríe desmenuzamos la pulpa, limpiándola bien de espinas y restos de escamas o piel. Esta pulpa la reservamos para la preparación.

En una sartén colocamos el aceite, que calentamos previamente con el onoto en granos para teñirlo de rojo y luego retiramos las semillas. (Si no tiene onoto puede colocarle al aceite paprika o pimentón en polvo).

En ese mismo aceite sofreímos por 5 minutos las verduritas picadas, luego agregamos la sal, la pimienta y los encurtidos en mostaza y dejamos cocinar por 3 minutos más.

Agregamos la pulpa del pescado desmenuzada, el jugo de limón, mezclamos bien y dejamos cocinar hasta que esté seco. No debemos revolver frecuentemente, pues la pulpa de pescado se rompería mucho y se volvería una masa.



Para la Masa: 

4 Plátanos maduros.
2 Cucharadas de azúcar blanca.
1 Cucharadita de sal.
1/4 Taza de harina de maíz.
1/4 Taza de Maizina (fécula de maíz).
1/4 Taza de agua.
 
Sancochamos los plátanos en agua caliente a la que le agregamos el azúcar y la sal, cuando ablanden los plátanos, los escurrimos y hacemos un puré al que agregamos la harina de maíz y amasamos, le colocamos la mitad del agua y comenzamos a amasar agregando el agua poco a poco hasta obtener una masa suave y consistente. Al terminar la masa, nos lavamos bien las manos, colocando al lado un plato sopero con la maizina, otro con agua y un paño limpio; luego, nos colocamos una bolita de masa (aproximadamente un poquito más grande que una pelota de golf) en la palma de la mano y con los dedos índice y medio (humedeciéndolos constantemente en agua) presionar el medio de la masa y obtener poco a poco una circunferencia ahuecada (imaginémonos una pelota de tenis, pero con un hueco en la parte de arriba) y con una cuchara rellenar un poco más de la mitad de la bola de masa con el mojito y comenzar a tapar con los propios bordes de la pelota de masa. Con las manos humedecidas de agua terminamos de redondear y alisar las bolas y las tiramos en el plato con la maizina como si estuviéramos empanizándolas. Debemos limpiarnos bien las manos con el paño antes de comenzar a preparar el siguiente "Bollito". Esta es la técnica básica para preparar los "bollos pelones".

Vamos tirando los bollitos en aceite caliente hasta que doren, sacamos con una espumadera y servimos. La maizina y la harina de maíz evitan que los bollitos absorban mucho aceite al ser freídos.

martes, 18 de febrero de 2014

EL ANIS





EL ANÍS: 

El anís (Pimpinella anisum) también conocido como anís verde o matalahúva es un arbusto originario de Asia sudoccidental y la cuenca mediterránea oriental, aunque todas las partes vegetales de la planta joven son comestibles, es su semilla la que conocemos por su inigualable aroma.

El consumo del anís data de épocas antiguas, ya en el siglo 1500 A.C. los egipcios reconocían el valor medicinal del anís. Hoy en día siguen atribuyéndose grandes usos medicinales a esta planta, sus semillas contienen aceites esenciales, como el anetol y el estragol, que le confieren propiedades carminativas y digestivas, favoreciendo la digestión, alivia la gastritis, elimina gases y atenúa los cólicos. El anís también es rico en flavonoides y cumarina, sustancias antioxidantes que ayudan a la circulación, atribuyéndosele una gran cantidad de efectos medicinales adicionales. Durante la edad media su cultivo se extendió a Europa y los españoles nos legaron este interesante elemento culinario, usado principalmente en la repostería y en la panadería.

Desde el punto de vista culinario el anís es una planta cuya semilla de fuerte aroma y sabor ligeramente picante le otorgan características inconfundibles a este producto. En Venezuela el anís forma parte indisoluble de algunos platos y recetas ya sea en la preparación de arepitas dulces, pan andino e incluso algunas variedades de golfeados y otras recetas. El anís añade elementos y características únicas a estas recetas.

Pan Andino de Anís:
500 grs. harina
185 grs. agua
150 grs. azúcar
5 grs. de leche en polvo
15 grs. de levadura instantánea
1 huevo
40 grs. de margarina
4 grs. de semillas de anís (una cucharadita)
4 grs. Esencia de vainilla
3 grs de sal

Preparación:
Hidratamos la levadura con el agua y todos los líquidos y luego agregamos los sólidos excepto la margarina que agregamos una vez que se hayan mezclado la masa, amasamos por 20 minutos y dejamos reposar la masa por 5 minutos, luego cortamos bollos de 70 gramos y boleamos.

Se engrasa la bandeja y se colocan los bollos de pan a levar tapados por 1 hora y 45 minutos, luego horneamos por 17 minutos a 170 grados centígrados.

Arepitas Dulces de Anís:
2 tazas de harina de maíz precocida
2 tazas de agua de papelón
3 cucharadas de queso blanco rallado
½ cucharadita de margarina o mantequilla
4 grs. de semillas de anís (una cucharadita)
3 grs de sal

Preparación:
Colocamos el agua de papelón en un bowl y vamos agregando poco a poco la harina revolviendo con la mano hasta formar una masa homogénea y sin grumos, luego agregamos el resto de los ingredientes y amasamos por 5 minutos.

Formamos las arepitas (deben ser pequeñas) y freímos en abundante aceite caliente hasta que doren.

Publicado en el diario "El Universal" de fecha 19 de octubre de 2013, http://www.eluniversal.com/vida/131019/recetas

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